El septimazo, un plan cultural conocido por los colombianos y extranjeros que inicia todos los viernes a las 5 p.m., desde La Plaza de Bolívar hasta la calle 26 ha sido víctima de la degradación durante el año 2010 y continua en el 2011.
Anteriormente el septimazo se proponía reunir en una calle la cultura de las tribus urbanas, la música andina, escuchar los remates de artículos antiguos, presenciar personas estatuas, oler durante el recorrido el típico canelazo y maravillarse con el juego de luces de la calle y de la luna.
Estudiantes tocando instrumentos, bailando, artistas rebuscando, comerciantes recordando historias, extranjeros maravillados, rolos enamorados, orgullosos de su capital, pero ¿Cómo es ahora?
Actualmente el plan del septimazo es una venta de remates de cualquier tipo de ropa, son mas comerciantes que turistas, ya los robos y el hacinamiento ha desplazado a los grupos indígenas, ya las tribus urbanas no representan la misma admiración, la cultura artesanal no se vivencia, pasa por desapercibido entre la atención de los ladrones y de los empujones, además de la variedad de comidas chatarras y el perturbante olor a sancochería que genera un creciente y desmedido desaseo por todo el recorrido . Por más policías que se presencien la venta de alcohol se permite y con ello los borrachos y drogados.
Los extranjeros prefieren omitir este plan, y más que dar apariencia al extranjero deberían cambiarlo para que este patrimonio cultural que tanto jóvenes como viejos extrañan vuelva a ser el mismo de antes.
Lo anterior es un llamado a la recuperación de las tradiciones bogotanas donde el Septimazo si no es la más tradicional, si es una de las más representativas, que por la desidia especialmente de la última administración está en el estado que se encuentra hoy.
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